Hoy en día la vida va muy rápido, y muchas veces me encuentro extremadamente ocupada y abrumada y no sé ni por donde empezar. Hay tantas cosas que una tiene que hacer y cuando se acumulan, causan un inmenso estrés, que ya me ha pasado factura físicamente alguna vez; ¿Me he olvidado de algo? ¿Ya lo he hecho todo? Y tu cerebro da vueltas y vueltas tratando de llevar la cuenta de todo y queriendo asegurarse de que se haya terminado de hacer.
¿Alguna vez te has sentido así? Definitivamente, esta no es forma de vivir, ¿no crees? Estaba estresada todo el tiempo y seguía olvidando más y más cosas. Así que he dicho basta, ¡es hora de cambiar!
¿Cómo lidiar con un horario ocupado?
Pues buscando y buscando, encontré algunas técnicas, que ahora me están ayudando a lidiar con estas situaciones, y estoy segura de que te ayudarán a ti también. Y por supuesto, todo empieza con mi planificador, mi principal herramienta.
Planificación
Era de esperar, que la primera y más efectiva forma de combatir este estrés era la planificación. Si planeas tu día y organizas tus tareas eficientemente, definitivamente te quitará el estrés y te dará más control sobre tus cosas. La mayoría de veces, esta será tu herramienta número uno para aliviarte de trabajo.
Por supuesto, mi herramienta principal para esto es mi Planificador, y en muchos momentos puedo explicarte por qué creo que sería la herramienta perfecta para ti también.
Sin embargo, hay momentos puntuales por los que la planificación no es posible: surgen circunstancias imprevistas y hay que actuar con rapidez y tienes que pensar en el momento, improvisar, y eso también está bien. Sé que todos tenemos días así en los que ni planificando te ayuda… ¿Días? Ostis, si a veces ¡tengo MESES así! Y ahí es donde mi segunda técnica entra en juego.
Desacelerando
A veces es bueno parar, dar un paso atrás y relajarse. Una vez que te encuentres abrumada, mantener ese ritmo solo te estresará más y te hará menos productiva. ¡Así que es hora de tomarte un descanso drástico! Había momentos en los que quería abarcar demasiadas tareas y objetivos, asumiendo muchas responsabilidades, y al final, estaba perdida y cansada y no logré nada. Lo cual fulmina por completo tu motivación.
¿Qué es lo que hice la siguiente vez que me volvió a pasar esto? (sí, me llevó tiempo aprender del primer error) Bueno, simplemente dejé de hacerlo todo. Todo, también las cosas más importantes, es decir. Borré mi agenda, empecé de cero dedicando tiempo solo a las tareas prioritarias, y el resto del tiempo lo dedicaría a descansar bien. Se puede ver esto en mi planificador también: Solo escribo las 2 o 3 tareas más importantes para un día.
¡Y funcionó! En solo unos días (vale, tal vez semanas) recuperé toda mi energía, empecé a tener nuevas ideas y a tener ganas de estar ocupada otra vez. Ya tenía un plan de como conseguiría mis objetivos paso a paso, y estaba lista para empezar.
También hay un ejercicio que hago, mientras estoy descansando, para liberar mi mente:
Libera tu mente
Este es un ejercicio bastante fácil, que recomiendo hacer cada vez que te sientas que estás pensando demasiado. Puede ayudarte a dejar de sentirte abrumada, darte más control y aliviar la presión que sientes por tanto trabajo.
¿Cuál es este ejercicio? Preguntarás. Pues simplemente es una lista maestra, un término conocido entre los fans de los planificadores. Déjame que te explique con detalles en que consiste:
Primero, creas una lista de todas las cosas que tienes que hacer, relacionadas con el trabajo, personales, cualquier cosa que necesites o debas hacer. Absolutamente, todo, desde limpiar tu armario de verano hasta escribir ese informe, o hacer la compra, cualquier cosa por tonta que te parezca. Escribe los libros que quieres leer, las películas que quieres ver. Siéntate tranquilamente y escríbelo todo en esa lista.
Cuando termines la lista, léela de nuevo, y cualquier tarea que se te ocurra mientras lees ¡escríbela! Hazlo unas cuantas veces hasta que puedas leer la lista sin que se te ocurran más cosas que escribir.
¿Para qué sirve esto? Para liberar tu mente. Descarga tus hombros y tu mente de todas las cosas molestas que crees que tienes que hacer, y las sacas de la parte de atrás de tu cabeza. No necesitarás tratar de recordarlas todas. Tendrás más energía, y con la lista frente a ti te será mucho más fácil lograr hacerlo todo.
Segundo, después de hacer esa lista, espera un día o dos. Luego vuelve y analiza la lista. Mira qué tareas ya no son relevantes para ti, qué cosas no quieres/necesitas hacer realmente y déjelas ir, ya no hay necesidad de gastar tiempo y energía en ellas.
A continuación, resalta las tareas fáciles, las que puedes hacer en 2 o 3 minutos y hazlas todas hoy. ¿No tienes tiempo hoy? Entonces asigna 20 o 30 minutos (o lo que te sobre) cada día para completarlas.
Después de hacer esta lista, verás que tienes energía extra, y con todas las tareas fáciles escritas, podrás completar al menos la mitad de tu lista en muy poco tiempo.
Recomiendo hacer esto de forma regular. En cuanto a mí, esto me permite asegurarme de que el mes será productivo y no estresante. Pero esta técnica también ayuda en otras situaciones. Si ya tienes un plan a seguir, pero sigues sintiendo que no eres demasiado productiva, este ejercicio te ayudará.
Así que ahí está, usando estas tres herramientas me las arreglo para evitar el exceso de trabajo y mantenerme productiva en todo momento.
¿Qué hay de ti? ¿Cómo intentas aliviarte de trabajo y tener una mente equilibrada?
Comparte tus experiencias en la sección de comentarios abajo, ¡gracias!
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