Llevo una semana sin publicar, mi idea era mantener el ritmo, y de hecho me puse un par de semanas a escribir sin parar y a programar todos los artículos y recursos para no tener que preocuparme en un tiempo. Pero a veces la vida te sorprende con circunstancias no deseables y te rompe un poco el ritmo, la rutina y todo…
Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción… Creo que como mejor se enseña es con el ejemplo, así que hoy y antes de seguir con lo que ya tenía programado para vosotros, voy a hablar de los fracasos y lo que he aprendido yo sobre este tema. Fracaso (según la RAE) se define como el «malogro o resultado adverso de una empresa o negocio»; un «suceso lastimoso, inapropiado y funesto» o la «caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento»; «que sucede sin haber pensado en ello, o sin esperarlo». Pues mi vida está llena de estos momentos, para bien o para mal.
Lo primero que experimentas ante un fracaso es que empiezas a dudar de tus propias habilidades y empezamos con un diálogo interno negativo; “Bueno, no es era tan fácil como pensaba” o “¿Cómo no puedo hacer una cosa tan simple?”, o a veces en plan tóxico; “Soy un inútil” o “No valgo para nada”… definitivamente se cruzan por tu mente mil pensamientos negativos acerca de ti mismo y esto hace que tengas miedo de volver a intentarlo, el miedo de volver a fracasar.
“Querida vida: Cuando digo que nada puede ir peor es solo una pregunta, no un desafío.”
Esto es algo que he dicho yo muchas veces, al principio pensaba que era culpa mía, que por no sé qué razón, tenía una gran habilidad para complicarme la existencia y la verdad es que no, no todas las veces tenemos la culpa de lo que nos pasa, a veces son cosas externas a ti que no puedes controlar y que te toca aceptar. Hay momentos en los que todo se da la vuelta y se rebela en tu contra, eso te genera mucha impotencia y a veces esto pasa por desconocimiento, no ves venir algunas cosas y te toca afrontarlas de la mejor manera posible. Desde luego, es complicado recomponerse cuando es el mundo el que te ha fallado, cuando te sientes solo o cuando crees que nada puede ir peor. Pero tenemos que reconocer que la dureza de algunas circunstancias, cuando sabemos afrontarlas, nos enseña a no rendirnos y a ser más fuertes. También es verdad que nunca hubiese aprendido tanto como en la adversidad, cuanto más me dolía, cuanto más miedo sentía, cuanto más débil creía ser, más fuerte me hacía… Porque ser fuerte era mi única opción.
Eso si, no es algo que espere ni desee, si puedo aprender sin sufrir, bienvenido sea. No es algo deseable sufrir y el objetivo de aprender, precisamente es el de no volver a pasar esa experiencia.
El fracaso cambia directamente la forma en que piensas
El fracaso debe hacer que descubras los errores de tu primer intento, y luego lo arregles, y lo vuelvas a intentar. Cuando lo intentas de nuevo, sin que te des cuenta, el primer fracaso hará que tu cerebro piense en otra forma nueva de tener éxito. Ese fracaso forjó nuestra mente para ser fuerte, y forzó a nuestro cerebro a pensar. Porque lógicamente no quieres caer en el mismo agujero dos veces, ¿verdad?
Un fracaso también entrenará tu paciencia
Después de fallar en tu primer intento, seguirás pensando en las posibilidades que se te presentan, lo que te hace más consciente de las circunstancias. Sigue intentándolo, levantándote del fracaso, hasta que estés en el camino que quieres.
Asume eso como una experiencia que no tendrías si tu primer intento tiene éxito inmediatamente, por lo tanto, no recibirás la lección sobre lo que es la amargura del fracaso y te hará pensar en cómo continuar con el éxito que obtienes. Esto es un gran punto: el fracaso es capaz de transformarte en una persona mejor y más madura.
Cuando lo intentas y fracasas, asúmelo como un golpe contra la pared, al menos puedes ver algo frente a ti, aunque solo sea una pared. Es mejor que solo una niebla allí donde no puedes ver nada en tu progreso. Esa pared te da un “golpe en la cabeza” sobre “¿a dónde vamos exactamente?” “¿Ya estamos ahí?” OH, TODAVÍA NO. Así que vamos, no pierdas más tu tiempo de cara a esa pared.
Nunca sabes lo fuerte que eres,
hasta que ser fuerte es la única opción que tienes
Levantarse del fracaso no es tan fácil como escribir este artículo, se necesita mucha paciencia, fuerza e incluso lágrimas para recuperarse. Lleva un tiempo. Después de mirar a mí alrededor, me di cuenta de que todavía hay mucha gente que no quiere volver a intentarlo después de un fracaso y es por eso que se estancan y viven de forma mediocre, esperando que algo externo los saque de ahí. Pero no, es mejor cometer un error por intentarlo, que nunca equivocarse, porque nunca se intentó y no avanzar. El punto es seguir aprendiendo. Toma decisiones y asume las lecciones del fracaso, porque cuando una puerta se cierra, otra se abre. Debido al fracaso, sabrás el verdadero significado de intentarlo. ¡Y deja de compararte con los demás! El fracaso te da el poder que ellos no tienen.
Ahora ve y haz tu primer intento
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